lunes, agosto 21, 2006

LO DEJO LA NOVIA Y SE MATO



La única esperanza y felicidad de Enrique Burgos era su novia. Por ella daba la vida y era capaz de hacer cualquier cosa. Por eso cuando esta le falló, no pudo más y mejor se mató.De 26 años de edad, Burgos trabajaba en un invernadero de tomates. Murió luego de ingerir medio frasco de fungicida. Tal fue la acción del veneno que tomó que no fue necesario llevarlo al hospital, porque este obró con suma rapidez.Una hermana del presunto suicida dijo que el lunes Burgos, quien vivía en Conocoto, salió hasta Sangolquí, con el fin de toparse con su novia. Todo indica de que el hombre se adelantó a la cita.Mientras caminaba por una de las calles de Sangolquí, se llevó la peor y última sorpresa de su vida. Su amada estaba con otro hombre y al parecer la joven las estaba pasando de las mil maravillas.No se sabe qué fue lo que pasó, pero se presume que él le encaró a ella y tras un breve diálogo, la relación sentimental se terminó.
Ella siguió del brazo de su nuevo amado, mientras que Enrique, destrozado y sin aliento, regresó a casa.Antes de tomar la fatal decisión les dijo a los suyos lo que había pasado. Enrique puso su futuro en un ser humano y cuando este le falló, no hizo sino matarse. De seguro, otra cosa hubiera sido si alguien le hubiera dicho, a tiempo, que el hombre se fortalece en las caídas y que es en el borde del abismo, cuando el ser humano se ve a sí mismo, sale del fondo del pozo y se recupera pero siempre para bien.